FIAT 500 Vs MINI

Fiat 500 U.S. spec

El Fiat 500 está resultando tremendamente exitoso desde que la firma italiana lo lanzó al mercado hace ya tres años. Es por ello que no necesitan grandes inversiones en marketing para vender su producto, y menos aún cuando ciertos propietarios de una unidad están tan encantados que incluso se atreven a crear un manifiesto pro-Fiat 500.

Aprovechando que el modelo se encuentra actualmente en plena introducción al mercado estadounidense, el presidente del club Fiat Lancia Unlimited ha creado una lista de 75 razones por las cuales habría que comprar un Fiat 500 en lugar de un Mini. Los responsables de comunicación de Fiat-Chrysler EEUU deben estar frotándose las manos ahora mismo, ya que matan dos pájaros de un tiro: publicidad gratuita y “desprestigio” a uno de sus rivales más directos.

John Montgomery, que así se llama este personaje, ha tenido tiempo libre suficiente como para analizar al detalle ambos modelos y crear las 75 razones, divididas en categorías. Así, da pal pelo al Mini en diferentes categorías, como es el análisis del habitáculo, del aspecto exterior, la seguridad, las prestaciones o incluso la fidelidad con el coche original, ya que ambos son reediciones de modelos antiguos.

Poner aquí las 75 razones sería un infierno tanto para mí como para vosotros, para ler todas podéis ir a la fuente original situada abajo. Ni que decir tiene que esta comparación hay que cogerla con alfileres, ya que la imparcialidad brilla por su ausencia. Hay muchas razones extremadamente rebuscadas, como que la palanca de cambios queda ligeramente más cerca del conductor en el 500, o que el equipo de sonido BOSE consume un 50% menos y es un 30% más pequeño en el 500.

El Mini es un auténtico éxito de ventas en EEUU, y probablemente la introducción del Fiat 500 en eses país sea más dificultosa que en Europa debido al desconocimiento general que hay de esa marca al otro lado del charco, por lo que cualquier ayuda de este tipo será bienvenida por Fiat. En todo caso, nosotros nos lo tomamos más bien como una anécdota que como afirmaciones absolutas.